Como dicen por ahí que la información no debe en su caso mantenerse encapsulada, y hoy más que nunca recurriendo a ello como consejo de vida, se los traigo; disfruten, aprendan, analicen :)
Responsabilidad para tenerÉXITO
Una cualidad fundamental que caracteriza a las personas con éxito es su firme decisión de hacerse responsable por lo que hacen y por las consecuencias, tanto positivas como negativas, de sus acciones.
Para estos individuso no existen pretextos para dejar de cumplir con sus obligaciones ni excusas para disculpar sus errores y fallas, ni tampoco se engrandecen cuanto tiene éxito y buenos resultados en lo que emprenden.
La actitud de quienes tienen éxito en este respecto es más bien la de actuar, tras reflexionar sobre lo que desean hacer y sobre las consecuencias probables de sus actos, tomando en cuenta llas condiciones físicas, sociales, económicas y políticas en que se mueven.
Una vez que han decidido actuar de una manera u otra, notan con atención el impacto que tuvieron, aprendiendo de sus aciertos, para volver a tomar un curso de acción y de sus errores, para remediarlos y evitarlos en el futuro.
Las personas exitosas distinguen además claramente entre la responsabilidd y la culpabilidad. Cuando algún proyecto o actividad en que se encuentran involucrados no sale como era de espera, no se escudan en la búsqueda de culpables, sino que identifican qué pueden hacer ellas mismas para mejorar la situación, sin importar quién o que haya contribuído a generar el problema.
De esta manera supera la tendencia infantil de pensar que si alguien hace algo para remediar una situación, esa persona reconoce que tiene la culpa de lo que pasó.
Quienes tienen éxito en la vida toman así, con todo, lo anterior, muy en serio la afirmación de que cada quien es el arquitecto de su propio destino.
Para seguir este mismo camino es importante que sigamos los siguientes pasos:
1. Reconozcamos cuando estamos presentando una excusa o pretexto. Es fácil saber cuando estamos haciendo ésto, puesto que con nuestras acciones y palabras estamos culpando a alguien más o alguna circunstancia externa (el clima, la suerte, el gobierno, la empresa, la familia, los amigos) de lo que nosotros hacemos o dejamos de hacer o de las consecuencias de esas acciones.
Por ejemplo: llegué tarde porque se atravezó el tren; no terminé el reporte porque no me enviaron a tiempo la información; me accidenté por culpa de un cimpañero que me distrajo; no cumplí con el programa de producción porque se descompuso la máquina.
2. Una ves que reconozcamos nuestras propias excusas y pretextos, quitémoslas de nuestros pensamientos y conversaciones.
En su lugar, utilicemos frases en que nos hagamos responsables, comenzando con la palabra "yo".
Por ejemplo: Llegué tarde porque no hice nada por llegar a tiempo aunque sabía que con el horario y recorrido de este caminón no podría ser puntual; no terminé el reporte porque dejé pasar demasiado tiempo antes de solicitar la información o porque no insistí lo suficiente o no le comenté a la otra persona la iportancia y urgencia de los datos que esperaba de ella; me accidenté porque no presté atención a lo que estaba haciendo y en lugar de ello le hice caso a un compañero que silbó en ese momento; no cumplí con el programa de producción porque no notifiqué oportunamente a mantenimiento de un prolema que noté en la máquina de una semana antes de la descompostura.
3. No temos, si no lo hemos hecho en el paso anterior, qué podemos hacer o pudiéramos haber hecho (o dejado de hacer) para obtener una situación más satisfactoria.
Por ejemplo: Si en lugar de tomar un caminón de esa ruta, camino otras dos cuadras o tomo uno distinto o si me despierto quince minutos más temprano, entonces voy a llegar a tiempo.
4. Distingamos entre nuestras acciones y nuestra persona total: el que cometamos un error no nos quita valor como individuos, pero si limita nuestras oportunidades el no aceptarlo, corregirlo o prevenirlo.
Lo anterior no significa que no haya situaciones que estén de manera importante fuera de nuestro control.
Sin embargo, es sorprendente el número de circunstancias en nuestra vida que sí podemos regular y con frecuencia ignoramos por el hábito tan común de encontrar excusas y pretextos.
Si en lugar de ellos, partimos de la creencia de que somos personalmente responsables de todo lo que nos ocurre, seremos más capaces de descubrir lo que en efecto queda en nuestras manos hacer para asegurarnos el éxito y así, podremos alcanzarlo.